Crea tu propio jardín zen casi sin gastar

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jardín zen baratoAntes de explicarte qué debes hacer para convertir tu jardín en un jardín zen sin gastar mucho, recordemos qué es exactamente un jardín zen. Así, un jardín de este tipo está compuesto por tres elementos esenciales: arena, piedras y grava. A partir de aquí ya puedes decidir si añadir algo de vegetación, como musgo o hierbas, e, incluso, elementos naturales. Su principal función es invitarte a la meditación, al silencio y a la introspección.

¿Buscas tener tu propio espacio para relajarte y dejar la mente en blanco por unos instantes al día? ¿Quieres poder disfrutar de la paz que transmite la naturaleza en ese espacio? ¡Monta tu propio jardín zen! No necesitas mudarte a Oriente para poder disfrutar de un jardín zen. Haciendo tan solo algún que otro cambio y añadiendo algunos elementos, convertirás tu jardín en un jardín zen de forma económica y efectiva. ¿Quieres saber cómo? ¡Sigue leyendo!


Vale, aclarado esto, vayamos con el procedimiento. Lo primero que tienes que hacer, al igual que con todos los proyectos en esta vida, es definir bien el lugar en el que irá tu jardín. Recuerda que esta zona debe ser silenciosa y debes poder concentrarte en ella, por lo que evita que sea un sitio de tránsito, tanto de personas como de animales.

Ahora tienes que acondicionar el espacio. Aplana la zona y líbrate de los hierbajos que pueda haber. A continuación, coloca una malla plástica de color oscuro para evitar que vuelvan a aparecer. Una vez hayas terminado con el terreno, ¡es el turno de la arena, las piedras y los demás elementos! Así, rellena el suelo con arena y grava en la misma cantidad, intentando siempre que este quede lo más plano posible.

Cuando ya tengas el suelo cubierto de arena y grava, ve colocando las diferentes piedras en lugares estratégicos, al igual que si la arena fuese el mar y las piedras pequeñas islas. Por supuesto, ten en cuenta que intentas conectar con la naturaleza, por lo que, ¡olvídate de las formas geométricas! Al natural todo es irregular.

Una vez tengas lo básico, puedes añadirle elementos naturales si así lo deseas. Así, una buena idea puede ser agregarle musgo a las piedras o, incluso, rodearlas con pequeñas hierbas o cañas de bambú que sobrevivan en terrenos áridos.

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